#19114
Anónimo
Inactivo

Una pena la verdad, aún recuerdo de pequeño la caña que nos daba cuando no levantaba dos palmos del suelo (y me daba vergüenza esquiar por culpa de las gafapastas blancas de sol que mis padres «tuvieron a bien» ponerme)…

Qué mal lo pasaba, pero qué gran recuerdo.

También enseñó a buena parte de mis familiares y conocidos, cuando aún había gente que le echaba un par y subían andando desde Espinosa (saliendo a las 6.00 de casa…)

QEPD.

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